Mi país es muy conservador cuando se trata de mujeres mostrando más de lo común, entendiendo esto último como… estar vestidas. Lo digo porque no es raro encontrarse con personas que se escandalizan porque alguien sube una fotografía en ropa interior o hasta en traje de baño a sus redes sociales.
Suelen asociar este tipo de “prácticas” a personas sin criterio, mujeres que buscan atraer la atención de los hombres o que simplemente quieren mostrar lo “fáciles” que son, lo “sueltas”, lo (perdonando la expresión) “putas” que pueden ser. Pero esto no puede estar más lejano de la realidad.
En mi trabajo siempre me encuentro con historias distintas; con mujeres que quieren fotografías sexy no porque busquen provocar a alguien, sino porque quieren sentirse bien consigo mismas, o explorarse de formas que no lo habían hecho antes. Muchas veces las fotos son una ayuda para luchar contra la falta de autoestima, en otras ocasiones son mujeres orgullosas de sus cuerpos que saben que no serán jóvenes por siempre y quieren guardar el recuerdo de su juventud en algo que perdurará por siempre, una fotografía.
El mensaje en todo esto es que no porque una mujer muestre su cuerpo significa que lo haga por una razón vulgar o “mala”, no porque alguien quiera sacarse fotografías en ropa interior, es lo mismo que ser una mujer fácil o estar buscando tentar al género contrario, y si así lo fuese, sería una decisión completamente válida y respetable. Lo que la gente no comprende es que si las fotografías no son de su agrado, puede cerrar la ventana y dejar de observarlas, puede dejar de seguir a la modelo y vivir su vida en paz, el problema está en criticar y atacar desde la ignorancia, el conservadurismo y el egoísmo.
Yo trabajo con el cuerpo femenino, lo capturo en mis fotografías y amo que mis modelos se sientan bellas y sexys, que salgan alegres después de ver el resultado de cada sesión, que se sientan orgullosas y felices de quienes son y de cómo se ven, sin importar estatura, color o peso.
El cuerpo no es algo vulgar, el cuerpo es algo natural y, como tal, no debería verse con temor o vergüenza, debería apreciarse y respetarse.